Tras un comienzo prometedor en el mundo de la moda, la diseñadora se decantó por el arte y ahora presenta su primera exposición en Málaga.
Cuando obtuvo el Premio Allianz EGO en la Mercedes Benz Fashion Week en 2016 por su colección Work in progress, Ela Fidalgo (Palma de Mallorca, 1993) pasó a convertirse en la enésima nueva promesa de la industria de la moda en España. Pero sus inquietudes apuntaban a otra dirección. La alta costura había llevado a la creadora a enfrentarse, de nuevo, a algunos de los traumas y desórdenes con los que venía lidiando desde la adolescencia, relacionados con la percepción de su propia imagen y el rechazo social a los cuerpos no normativos.
La otra dirección resultó ser la de las artes plásticas, desde las que estableció un fecundo diálogo a nivel técnico con la costura. Una costura que, en su caso está cargada de memoria desde que aprendiera a dar sus primeras puntadas junto a su abuela durante su infancia en la provincia de Zamora. El resultado de este diálogo puede verse en forma de exposición en La Térmica bajo el título Victus et amictus. El lema clásico en latín hace referencia a comida y vestimenta, las consideradas necesidades básicas para los ciudadanos del Imperio Romano y que la misma administración imperial estaba comprometida a garantizar. Y la muestra gira en torno a estos dos ejes a lo largo de una treintena de obras.
Fidalgo muestra el impacto menos amable de la industria de la moda, especialmente a nivel medioambiental pero también cultural y humano; al mismo tiempo, brinda un testimonio directo sobre el precio de la aceptación social, la rigidez de los moldes y los factores que enturbian la percepción del propio cuerpo y derivan en trastornos alimenticios y de diversa índole. Para ello, con un ojo puesto en Louise Bourgeois y el otro en Sheila Hicks, la artista hace un acopio de técnicas tanto del tejido-del bordado al patchwork– como de las artes plásticas: acrílicos, óleos, ceras y algodón se integran en pinturas, esculturas e instalaciones como la espectacular Esculturas flotantes.
Victus et amicus es la primera exposición de producción propia de La Térmica y también el primer gran envite de Fidalgo como artista plástica, un salto ante el que la artista concretaba así sus emociones: «Vine desde Mallorca a montar la exposición en Málaga sin piel, bastante hundida, sin dejar de preguntarme si dedicarme a esto merecía la pena o no. Ser artista exige un compromiso de por vida y no es nada fácil mantenerlo. Sin embargo, conforme la exposición iba tomando color comprendí que a lo mejor sí puedo aportar algo. Eso es lo que pretendo».
En una de las piezas más destacadas de la exposición, Gordita, Fidalgo crea una suerte de autorretrato crítico: muestra una representación a escala de su propio cuerpo (que sostiene un teléfono móvil entre sus manos) pero en grandes dimensiones y construida con más de 2.000 piezas de cartón cortadas a láser, guata y telas de diferentes texturas cosidas a mano. Tampoco faltan prendas de moda realizadas durante su etapa como diseñadora, a menudo con escasos medios, como Vestido fregona (2016) y Vestido de churros (2018). Apunta Fidalgo para el futuro inmediato una dedicación artística centrada en el tejido, sin la pintura ni el resto de los habituales soportes plásticos. Aguja, pues, en mano.
Fuente: https://www.elmundo.es