Ela Fidalgo: “Cuando era diseñadora estaba delgadísima, supuestamente divina, pero estaba bien jodida de la cabeza”

Empezó tan fuerte en la industria del vestir que no resulta raro pensar que hubiera podido dirigir con éxito su propia marca o ejercer como directora creativa de una firma de lujo. En 2016, mientras cursaba el tercer año de sus estudios en el IED, ganó el premio Fashion Talent –destinado a la proyección de perfiles emergentes– en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. En 2018, fue finalista del prestigioso Festival d’Hyères, cuna de jóvenes promesas. Con este haber, y tal como confirma la propia Ela Fidalgo (Palma de Mallorca, 1993), oportunidades de prosperar no le han faltado. Pero, por insólito que parezca, prefirió decir que no. Disuadida por los ritmos frenéticos y las presiones dementes de la industria, decidió dar un paso atrás cuando apenas había empezado. “Tengo muchos amigos que trabajan en el mundillo, y a veces los veo y pienso: ‘Tú no eres así’. Están hechos polvo psicológicamente. No es normal hacer colecciones increíbles cada cuatro meses. Todos, desde jovencitos, desde que entramos en la escuela de moda, soñamos con ser Alexander McQueen. ¿Y cómo acabó McQueen?”, reflexiona en alusión al trágico suicidio del genio británico.

Esas razones fueron las que pronto le hicieron entender que necesitaba un nuevo camino. La respuesta tampoco se hizo esperar. En 2017, tras acabar sus estudios, decidió establecerse de vuelta en su ciudad natal y centrarse en su faceta artística, en la que el elemento textil sigue siendo central. Ahora, Fidalgo vive una etapa de mayor profesionalización gracias a su nueva alianza con La Bibi Gallery (Carrer de Pomar, 4). Es allí donde, hasta el 12 de diciembre, se puede visitar su nueva muestra, De ente et essentia. Una exposición que contiene una escultura a gran escala de tela y una docena de obras de pared pintadas en acrílico y luego bordadas con hilo de lana y retales de tul. Todas las piezas están cosidas a mano y apelan a la singularidad del cuerpo desnudo, en toda su rotundidad expresiva, en contraposición al posthumanismo –que anticipa la llegada de un ser evolucionado, capaz de trascender limitaciones físicas e intelectuales con ayuda del progreso tecnológico–.sentia II’ (Ela Fidalgo, 2022).

‘De ente et essentia II’ (Ela Fidalgo, 2022).

“Hay teorías que hablan de que podríamos llegar a modificar pensamientos, recuerdos, traumas o consumir ‘píldoras de sabiduría’. El potencial es infinito, pero debe ir acompañado de una legislación y una ética nuevas que nos amparen. ¿Cómo vamos a ser conscientes de entrar en Matrix? Si no sabemos comprometernos con una vida real, cómo nos vamos a poder comprometer en una vida virtual. Amemos ser humanos. Volvamos a conectar con los cuerpos, hermosos cada uno a su manera”, reflexiona Fidalgo, antes de proceder a una curiosa confesión. “Ha habido varias personas que han visto la muestra y han dicho lo mismo: ‘La obra es increíble, tiene mucha fuerza, es preciosa. Pero hay miedo. Y hay algo que la ata’. Me da mucha ansiedad porque el miedo lo he tenido desde pequeña. Miedo a no ser aceptada, a no ser querida”.

Durante toda la primaria, Ela Fidalgo fue víctima de acoso escolar. A consecuencia de ello, en la adolescencia desarrolló un trastorno alimenticio –ya en gran medida superado– que la ha acompañado a lo largo de su vida. “No vomito, no dejo de comer. A veces, tengo atracones, no lo voy a negar. Por eso hay que trabajar mucho la persona. La aceptación también tiene que ver mucho con la edad. Muchas mujeres me dicen que su mejor época fueron los cuarenta. Y me digo: ‘Bueno, pues a lo mejor a los cuarenta soy Beyoncé’. Yo qué sé”, dice entre risas la artista, que en la honestidad radical de su discurso deja al descubierto las mismas costuras que atraviesan sus obras. ¿Y cómo gestionas la relación con tu propio cuerpo en la actualidad? “No muy bien. Tengo días en los que me veo en el espejo y parece que estoy superdelgada y luego me miro en un teléfono porque me han hecho una foto y me veo gigante. Es frustrante. Tengo una talla 54-56, no puedo ir a casi ninguna tienda. Antes no lo entendía. Cuando era diseñadora estaba delgadísima, supuestamente divina, pero estaba bien jodida de la cabeza. Salía demasiado. Y ahora estoy sana, en el sentido de que nunca he sido tan feliz”.

‘De ente et essentia VIII’ (Ela Fidalgo, 2022). Ambas obras, acrílico, lana y algodón bordado en una composición de retales.

Fidalgo defiende un enfoque colaborativo del arte. “Siempre he creído que el artista tiene que abrir las puertas del estudio para que la comunidad pueda tener una inyección de creatividad, de ilusión. Al final, el arte es una herramienta transformadora para ayudarnos a canalizar emociones”, ahonda. De hecho, una parte de su trabajo pasa por la labor social. Este año se hizo con el premio de la Fundación Nadine en UVNT ART por Narcisistas contemporáneos, un concepto que culminará en la próxima edición de la feria con una instalación de tela de una señora que sujeta un móvil mientras mira alienada al vacío. Por su parte, junto a La Bibi Gallery diseña ya para la cita una macroescultura de una silla con anatomía de mujer. La idea es que los brazos rodeen a aquel que tome asiento. “Qué hubiera pasado si a mí de pequeña, que me decían de todo, me hubiera abrazado otra niña. No nos gusta mucho tocarnos y es un error grave. El abrazo lo soluciona todo”.

Fuente: https://www.vogue.es

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